sábado, 29 de diciembre de 2007

Un nuevo día


El frío viento acariciaba los muros arañándolos con escarcha al pasar.
La inmensidad del cielo hacía perderse la vista entre pensamientos, y su oscuridad, la mecía entre sueños que nacían y se iban como el continuo destello de las estrellas... como esas fugaces lágrimas que caen hacia el infinito portando un deseo en su viaje.

Toda la grandeza del universo se reflejaba enturbiada en mis pupilas, y mis sentimientos llenaban ese inmenso espacio con deseos, ilusiones, pensamientos.

Y aferrado a la melancolía que me impedía saborear la belleza que flotaba en la atmósfera, y las cálidas voces amigas que tras mi espalda hablaban y reían, seguía buscando una respuesta, seguía incesantemente buscando esa quimera ilusoria que todo ser limitado ansía para la consecución de la felicidad... la verdad.

Una pregunta seguía a la otra, como en una cadena... una cadena amarga de infinitos eslabones que desfilaban en mi mente.
Y mientras la duda iba arañando mi ser, el tiempo iba restándome vida... como esa gota que carcome al suelo y va profiriendo una depresión día a día, mes tras mes, año tras año...

Hasta que fijé la vista hacia el cielo, y mientras mis penas se vaciaban humedeciendo al suelo, el cielo lloró conmigo... y mientras juntos llorábamos, desee...

No sé si se cumplió o no, pero el silencio llenó aquel valle de amargura que me rodeaba y lo vació, el viento me arropó y las estrellas rieron mientras me iluminaban. Las nubes se retiraron tras las colinas buscando descanso, y poco a poco, los etéreos dedos del sol, fueron agarrándose por las depresiones de las montañas y se derramaron por la verde pendiente que hasta mi llegaba, llenándome de un dulce calor que me despertó de ese vacío sueño.

Vacío sueño que la realidad colmó...

El canto de los pájaros llenaba el ambiente de una palpable alegría que atravesaba al alma empapándola de nueva esperanza.

Miré hacia el suelo... y allí donde había sido humedecido por mi amargura habían brotado pequeñas flores que se combaban ante el viento, luchando en su crecimiento contra la adversidad, contra el dolor, la angustia, la duda, la desilusión... y mientras lo hacían, esparcían su color llenando de nueva armonía y belleza ese hermoso día que me devolvió la sonrisa, que me hizo volver a mí... con nueva esperanza y energía, con ganas de amar y ser amado.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Acompañados en soledad


¿Por qué acierta con su verso el poeta, y llega a tocar esa fibra sensible de nuestro alma?
¿Por qué cuando te paras a pensar y te pones en mi lugar, puedes llegar a comprender exactamente lo que siento?

A veces me inclino a pensar, que si pudiésemos meternos en una máquina que dilucidara la composición de lo que somos, lo que nuestro ¨yo¨ es realmente... los números que daría esa máquina no serían muy dispares entre uno y otro individuo... ¿Quién no sufre y ama, quien no rie y llora? ¿Quién no calla y habla, se sincera y miente, confunde y comprende? El que diga ¨no¨ y tire la primera piedra se condena a dejar de ser humano...

Pues, amigo ser humano hoy vengo a hablarte a tí. Pero en concreto.. al incomprendido. Amigo incomprendido que te ocurren cosas extrañas, amigo cuyos sentimientos hablan en lenguaje críptico, o vienen tan cogidos de la mano que no sabes distinguir uno de otro...
Hoy quiero tenderte una mano, pues tengo sobre tí una teoría. En realidad incomprendido no es tu nombre, te lo sustituiría por ¨el que se siente sólo ¨, y amigo... acabamos de hacer que te sientas menos solo. Pues... si como digo, todos estamos hechos de la misma pasta, y al igual que de todos tira la gravedad y nos pega al suelo, la pena tira del ánimo y nos hunde en miseria, entonces no eres incomprendido... sino un ser que se siente sólo en mitad del mundo. No es que nadie este lejos de comprenderte.. sino que ninguno está cerca de tu ser... de tu intimidad. Estas sólo con tus pensamientos...

Y la soledad es enfermedad de complicada, pero no imposible cura. Para terminar, os pondré la primera inyección contra el mal... el resto es cosa vuestra. El peor síntoma del cuadro patológico de la soledad es sentir que nadie puede comprender lo que te pasa. Pues como otro puñado de polvo sustentado por soplo de vida... soy igual que tú, y un día comprendí que todos nos sentimos solos... Espero encontrar una ventana que sirva de conexión entre mi espíritu, el tuyo y el de todos los demás, así al menos, estaremos acompañados en soledad.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Qué feliz sería si...


Cuando pasen los exámenes, cuando encuentre un trabajo, cuando me cure... cuando pase ésta mala racha... si mi familia está bien... si esa chica me dice que sí, si consigo dinero para ese coche... Entonces seré feliz.

Entonces, ese día, en ese mismo instante seré feliz. Lo más triste de todo es que ese día la realidad abofeteará la cara hipócrita de nuestro alma, y nos daremos cuenta... que siempre habra una prueba preocupante, siempre habrá un trabajo mejor, una enfermedad que superar, problemas que afrontar... Siempre habrá un motivo que irá postponiendo nuestra cita con la felicidad.

Lo mas doloroso es pensar cuanto nos menospreciamos... cuanto llegamos a minimizar nuestra existencia, dejando la decision (sí, es mas una decisión que un estado) de ser feliz.. a un objeto, una circunstancia. Yo no valgo nada ¿no? Soy una pequeña cáscara de nuez mecida por el océano de las circunstancias, y llegaré a una orilla emocional u otra dependiendo del viento que ese día o esa semana sople...

Quizás soy el primer náufrago en ésta historia, seguramente la mayor verdad me la esté diciendo a mí mismo y no a otra persona, pero qué feliz sería... Qué feliz sería si dejara de ser un mero objeto, y fuera de verdad un ser humano.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Perdido entre la multitud...

Al igual que escribir, caminar es algo que había dejado de hacer. Y me refiero a caminar sin rumbo, andar simplemente dejando moverse las piernas, un paso tras otro, mientras mis ojos
se posan de rostro en rostro, de edificio en edificio y mi mente va viajando de lugar en lugar...

Mientras lo hago, observo mi alrededor, me gusta mirar a la gente y ver como viven. Durante un momento detengo mi vida, y me siento en la butaca de espectador.

Veo la preocupación en las caras ajenas. Veo como ensimismados, se desplazan automáticamente
del trabajo a casa, de casa al trabajo... Caminando, en autobus... en coches... Irascibles, reaccionan con violencia cuando cualquier pequeño imprevisto les saca aunque sea un milímetro de su rutina.

Y de repente, comienzo a dejar de ser el objetivo espectador que sólo mira, sin participar en nada en este teatro... y comienzo a sentir. También hacía tiempo que no sentía...

Escribir... caminar... sentir.... Me da la sensación de haber estado muerto durante mucho tiempo, mi alma sepultada por días de intermibales horas de trabajo, inesperados compromisos y nuevas responsabilidades que se van añadiendo a mi vida, comienza a respirar de nuevo. Y entonces me doy cuenta y vuelvo a la realidad...

Yo soy el que camina, el transportado en autobus, el que conduce. Yo soy el ensimismado y el autómata, soy el ausente y el que se enfada... Yo soy todos, o en realidad como todos, pero no pude darme cuenta hasta que durante un instante dejé de ser... Hasta que por un momento, salí de mi, y tras perderme en la multitud del mundo que me rodea, desde arriba como a vista de pájaro me encontré rodeado por todos... aunque a la vez sólo.

Ahora... no he comprendido más cosas, ni soy mas sabio. Simplemente he vuelto.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Nacimiento!


Bueno... hace mucho que dejé de escribir.
La verdad es que no sé la razón...


No es porque a nadie no le gustara
lo que escribo, pues ese no era
mi objetivo...



¿Cuál era? No sé, había muchas cosas en mi interior que trataban de escapar, pero siempre han tenido un marcado color gris.


Es complicado ser luz en la oscuridad, siempre es dificil aportar al mundo aquello de lo que carece... pero, sin embargo es necesario, pues es eso precisamente lo que necesita para cambiar, si, eso que puedes aportar y que por miedo o indecisión no aportas.

Ahora vuelvo a escribir, no sé que quiero contar ni cómo voy a hacerlo, pero hoy si tengo clara una cosa... quiero comunicar, transmitir lo que hay en mí.

Hoy comienza el cambio
...